El hombre del palo
El gobierno de don Mariano «El
breva», no de casto que eso a uno no le
importa poco, de puro de los de bocanada y humo, nada que ver con
aquel contundente “te voy a meter un puro”, con el que amenazaba gritando el
chusquero de turno en la «mili», pero de resultado parecido, pues su gestión gravita en una leña permanente dedicada a esa parte de la sociedad nacida
para pagar y cobrar, en las acepciones que no precisan aclaración.
La calle, está claro que tiene dueños, es desde
siempre de los amos, caciques, derecha fina que gusta presumir con esos gestos caritativos que nacen, por un lado de
colocar a los parientes y por otro, de procurar jornal a los parias.
Para cuidar el territorio y que nadie
cuestione su poder nacido de la manipulación y la mentira, el gobierno y su ministerio del interior, dispuestos a defender su negocio, fijan estrategia para inmovilizar y descalificar la palabra cuando nace del pueblo llano.
Colocan vallas
protectoras, unas metálicas y otras humanas consistente en peones armados de leña con un antiguo color gris rata que por mucho que intentan camuflar, sale de sus entrañas, a imagen y semejanza de sus creadores.
A otros de la misma catadura, se les camufla con capuchas, imitando la
indumentaria de los también descerebrados incapaces de entender que una
movilización pacifica nunca puede contemplar elementos violentos.
Los camuflados se encargan de agitar para justificar la leña y, más tarde los manipuladores de la información, se dedicarán a propagar el terror de una batalla sin más armas que la palabra enfrentada
a las porras de unos mendrugos desalmados, apartados de los problemas
que acosan al resto de la sociedad, ajenos a madres, mujeres e hijos. Nunca el fracaso escolar podría estar mejor
remunerado, ¿de qué se pueden quejar si les pagan un sueldo y regalan uniforme?.
El ministro en su papel, alabará el resultado sin importar el número de damnificados, regalará medallas y escapularios a los
mandos y, si es necesario promoverá
ascensos, mientras la chusma mediática destacará el terror de los violentos y
el daño causado a la patria.
Todo muy estudiado,
planificados los detalles, pero sin
tener en cuenta un principio elemental
a la hora de alentar la gestión
policial, los malhechores suelen cometer una pifia al planificar y desarrollar su delito.
Hoy la censura tiene problemas
para silenciar la tecnología moderna, capaz de grabar y propagar la actuación e
identidad de esos elementos camuflados para reventar la palabra con palos.
Pobre Jorge
Fernández Díaz, ministro
responsable, pobres mandos policiales y
pobres voceros del sistema, su
ignominia divulgada en las redes sociales les está dejando con el culo al aire.
joer nunca lei paletos con mas luces
ResponderEliminarole pinto
De total acuerdo con tu artículo, "El Pinto".
ResponderEliminarDe todo él resalto e hipervinculo: peones armados de leña con un antiguo color gris rata.
Saludos por la izquierda,
Es increíble la capacidad que tienen para tragar todo lo que les echen. A pesar de la grabaciones, a pesar de tener en contra a toda la prensa extranjera y nacional que no sea de ellos, a pesar de todos los pesares, no admiten nunca nada y son capaces de repartir medalas, condecoraciones, y felicitar por su actuación medida y responsable a la policía y sus mandos.
ResponderEliminarNo sólo eso, continuan con la cantinela, de que querían tomar el Congreso, y eso significaba un golpe de Estado. La verdad es, que tanto dejar de oírles cono de leerlos, justificaría ese golpe, porque son un insulto a cualquier inteligencia.
Un abrazo.