Lavar la ropa en los regatos era acariciar la vida con las manos
Enjabonar sabanas envolventes de sueños, afectos, pudores, y pasiones
Baldear la toalla secante de piel anhelante de lisonjas, cosquillas y caricias
Colar el pañuelo bordado de ilusiones para enjugar desilusiones,
flamear simpatías, despedir afectos o exteriorizar desacuerdos
Enjuagar camisas de colores y hechuras diferentes
Aclarar las telas de buen hilo, de algodón, franela, lino…
y, extender al sol con orgullo como si de enseñas se tratara.
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