Rajoy y la mano de Dios

Dicen mis paisanos que Dios hace lo que quiere y el hombre lo que puede, supongo que por eso al final se afronta el futuro con un “que sea lo que Dios quiera”, ya que los buenos remedios siempre bajan del cielo.

Está claro el origen de la crisis, hasta hace poquito, andaba el hombre dejado de la mano de dios, poniendo de manifiesto con la sinrazón de su modus operandi que las cosas absurdas no tienen explicación.

Consecuente con esta realidad, para evitar contrariar a unos u otros, don Mariano dedicaría su tiempo a simultanear el oportuno “¡Váyase!” con el prudente silencio, dejando a su troupe la defensa de pensionistas y trabajadores. Antes de meter la pata era preferible decir por ejemplo, “es que no entiendo mi letra”

Pero llegado el momento, se hizo la luz, a mediados de octubre, ante 1.200 personas que abarrotaban el Palacio de Congresos de Salamanca el sentido común de Rajoy proclamó la solución y, esta no puede ser otra que “hacer una política económica como Dios manda”.

Estamos salvados, un ser dotado de la clarividencia necesaria para solucionar los problemas ha tomado las riendas. Su medicina no dista ni mucho ni poco, más bien nada, de las anteriores, pero la UE y los Alemanes aplauden sus dolorosas medidas, las justas y necesarias, contrarias a las apuntadas por el bueno de Rajoy en campaña, cuando actuaba como mortal sin tener en cuenta, como ahora que hay que hacer lo que Dios manda.

Ahora todo es diferente, la herencia importa ya poco, estamos en el climax de un cambio, dispuesto en esta ocasión por la mano de Dios. La filosofía de los paisanos unida a la de Benedicto XVI, que el pasado 25 de diciembre en el marco de su mensaje de Navidad ponía de manifiesto que la humanidad ante las dificultades y peligros necesita la mano de Dios, una mano infalible si recordamos el gol de Maradona propiciando el triunfo de Argentina contra Inglaterra, que finalmente conduciría a la conquista de la copa del mundo en México 1986.