Chaqueteros de medio pelo y fascistas a la carta


Resulta difícil encontrar seguidores de equipos de fútbol que por muy mal que funcione su equipo, sean capaces de cambiar la camisa para hacerse del equipo rival.

En política sin embargo todo es diferente, llama la atención el chaqueterismo ideológico, que algunos justifican contándonos algo así como que cuando uno es joven, está bien ser progresista, pero a los cuarenta si las cosas van bien toca hacerse de derechas, pero lo más curioso es que lo afirman con un desprecio manifiesto a la condición humana, como riéndose de quien no es capaz de hacerse conservador con los años.

Resulta sencillamente repugnante; evidentemente uno puede evolucionar como le plazca y votar como mejor le convenga, pero la ideología es otra cosa, los principios elementales que uno tiene y le posicionan como persona, tienen mayor fundamento que el dinero y la posición que uno sea capaz de conseguir trabajando a lo largo de los años. Los problemas sociales y la desigualdad ¿no son los mismos mientras existen?.

Otra cosa es pasarse al otro lado, sin más argumento ideológico que la posición social, pero aquí no hay ni principios ni ideología, lo que asiste es pura mezquindad humana, que es la que prima en esa forma de vivir contemplándose el ombligo a sí mismo. Puro narcisismo o onanismo simplón, incapaz de sentir que la vida y los problemas son parte de una colectividad que precisa de sentimientos y compromiso.

Consecuencia de esos cambios tenemos un vaivén permanente de politicuchos sin escrúpulos incapaces de defender una posición dentro de su partido, y como cuando no se tiene ni vergüenza ni más interés que el personal, surgen esos personajes llamados tránsfugas capaces de traicionar a sus compañeros, a su partido, y a los ciudadanos que depositaron su confianza, con tal de propiciar un cambio que le beneficie a titulo personal. Se trata de mal nacidos sin escrúpulos.

Encontramos estos personajes de todos los colores, los mas sonados Tamayo y Sáez, posibilitaron un golpe antidemocrático en la Comunidad de Madrid, pero resulta que los políticos firman un pacto antitrasfuguismo, que por lo vamos viendo no solo no se cumple sino que los dirigentes nacionales de los partidos perjudicados vienen utilizando de forma crítica, sin que falte la respuesta clásica del “tu más”.
Sea donde sea y suceda donde suceda, a uno esto le sienta como si le tocaran las narices, pero sin caricias, aporreando y riendo al mismo tiempo.

Uno supone que un personaje es elegido dentro de una lista en representación del partido que le presenta, pero no, si es elegido puede actuar como mejor le convenga y su partido como Don Tancredo mirando el mar. Para que coño habrán firmado un pacto antitransfuguismo que incumplen de forma permanente y reiterada.

¿Cómo se entiende que una situación tan caótica e irregular que permite cambios antidemocráticos, no se corte de forma radical en el parlamento?. Parece sencillo, las discrepancias se deberían formular en los fueros propios del partido y en caso de no prosperar, pues que se marche a su casa y se afilie donde quiera, pero sin generar interferencias en la gobernabilidad resultante de unas elecciones.

Ayer escuchaba en la cadena SER a Mercedes de la Merced criticar el concierto de Cuba, donde nadie duda existe un régimen dictatorial. Cuando se le comenta que el concierto supone un chorro de aire fresco, como el que aportaban en la dictadura Franquista los conciertos de Paco Ibáñez, Raimón, Lluis Llach,... ella responde que entonces era muy joven, “tenía 14 años” dice, pero luego ”cuando afortunadamente llegó la democracia, oía a Quilapayun”.

Escuchándola, el paleto recuerda como no hace muchos años esta señora que ahora dice que “afortunadamente llegó la democracia” defendía públicamente la dictadura del General Franco. Fascistas a la carta, con Franco y contra Cuba, la dictadura es buena según conviene.

Si cambiar de ideología puede resultar grotesco y deleznable, defender lo contrario de lo que se siente, sentir el fascismo en las venas y aplaudir la democracia, tiene que estreñir un montón, y como le pasa a la señora en cuestión, eso no se cura ni rezando; que cara tienen algunos.

Merece la pena recordar el articulo que Francisco Umbral publicara en El Mundo, el 31 de octubre de 1994, dedicado a Mercedes de la Merced, donde entre otras cosas avisaba de “de lo fuertes que vienen los rojigualdas, de lo dispuestos que están a ganar unas elecciones que tienen ganadas”.
http://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1994/10/31/opinion/11093.html

Comentarios

  1. Hola, Pintoso. Totalmente identificado con tu malestar; pero, más aombrado aún con la abrumadora semejanza del "transfuguismo" de los políticos españoles con el cambio de militancia política, hoy tan de moda aquí en Colombia, bajo ese mismo nombre de transfuguismo. A mediados de octubre, si me lo permitís, te estaré fusilando esta entrada en mi blog http://Dorian Villa S.blogspot.com Visitame, conoceme y comentame si me permitís la fusilada. Un abrazo bloguero

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  2. Uyyyyy amigo y es que no has visto la fauna politica de aqui del Perú...te quedarias boquiabierto y atontado.....Por eso mi voto es para mi misma y la gente que trabaja duro (cosa que no hacen los politicos) para que la comunidad donde vivimos, sea un lugar mas o menos habitable...

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  3. la fauna política que nos rodea está llena de sinvergüenzas que se venden al mejor postor.
    Esto es viejo aunque insufrible

    Saludos

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  4. Ese deleznable movimiento llamado transfuguismo, resulta molesto para cualquiera que con un mínimo de coherencia. Pero si somos coherentes, seámoslo para todo: el Partido Andalucista ha llegado a estar coalicionado con el PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla y con el PP en algunos pueblos, al mismo tiempo. Felipe González hizo campaña gritando "OTAN NO" y después nos metió en la OTAN. Izquierda Unida sigue acordándose de la dictadura franquista pero apoya al dictador Fidel Castro, tal como hacen también los de la "izquierda caviar" de la farándula española. Por cierto, sobre el famoso concierto en Cuba, a lo mejor aún no has visto el video, grabado con un teléfono móvil, en el que se ve a Miguel Bosé, antes de empezar el evento, quejándose de los comisarios políticos del régimen castrista y gritando “o nos dejan en paz o el concierto no se hace”.

    En esto de los “cambios de parecer”, donde las dan las toman, como muy bien dices, pero casualmente solo recuerdas los apellidos de unos (supongo que por descuido) con demagogo olvido de los otros. Eso de que es normal ser joven progresista y tender al conservadurismo con los años, es verdad, y tampoco es un defecto que la experiencia nos haga cambiar de opinión; incluso lo veo como una virtud (de sabios es rectificar). El problema llega cuando no se cambia por convencimiento, sino por una pequeña parcela de poder, que es lo que mueve al transfuguismo. No digo yo, que cuando se tiene poder adquisitivo tengamos que dejar de ser de izquierdas, pero si hay que dejar de serlo cuando nuestras acciones no son consecuentes con tan dignos ideales. En ese sentido, el PSOE hace muchos años que se alejó de las políticas de izquierdas: no se puede pretender convencernos que la forma de paliar la crisis es dar dinero a quienes la causaron.

    ¿Queremos coherencia política? Seamos pues consecuentes, porque resulta grotesco ver como algunos con los capitales de Victor Manuel, canta contra el capitalismo; ralla la bufa escuchar a los ministros de ZP, con sus sueldos, cantando aquello de “acabemos con la burguesía”, puño en alto; y lo de los pro castristas clamando libertad para un país con un solo partido y sin elecciones presidenciales… eso ya es de parodia. No solo hay transfuguismo de un partido a otro: hay quien ganó unas elecciones sirviéndose de una guerra en la que nunca debimos entrar (Irak), y nos mantiene en otra en la que tampoco se nos ha perdido nada (Afganistán). Y no me vengas con lo de “guerras legales” y “guerras ilegales” porque entonces sí que me da la risa: ¿”Legal” porque la aprobó la ONU? ¿Qué tiene de “legal” una organización en la que algunos miembros tienen derecho a veto sobre el resto?

    No quisiera dejar esto sin hacer referencia a tus palabras llamando “fascistas” a ciertos elementos de nuestra política. El fascismo fue una negra lacra que hace tiempo que perdió su fuerza (por suerte), pero cuando existía, era un extremo del panorama político; el otro extremo era el comunismo, igual de tirano y dictatorial. Esto me recuerda al jueguecito de la memoria histórica y el desenterramiento de asesinados por el franquismo: estoy de acuerdo con que se investiguen todas esas fosas comunes… y también las de Paracuellos, aunque eso no le guste nada a Carrillo. Vamos a dejarnos ya de tanto apasionamiento y castiguemos a los políticos donde de verdad les duele, en las urnas. Y si después de votar a uno, resulta que va el tipo y se cambia al otro lado, nada tan fácil como no volver a votar ni a él, ni al partido que le acogió, por supuesto

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  5. Poderoso caballero es Don Dinero. Detras de cada transfugismo hay una gratificación especial; dinero, favores, ego etc... Siempre es a cambio de algo.

    Uno no se cae del caballo camino de Damasco de la noche a la mañana. El transfuga lo es desde el momento que accede a un cargo aunque tarde mas o menos años en manifestarse. La solución lógica sería que abandonase el cargo si no esta contento con lo que hace su grupo y diera el paso a otro. O mejor, como las cosas son cambiantes, si hubiesen listas abiertas abandonaría su distrito y se le daría al pueblo la oportunidad de emitir un nuevo voto.

    Pero eso es pedir demasiado. El sistema esta confeccionado para el mutuo aprovechamiento, unas veces unos y otras los restantes.

    Miguel Alvarez

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  6. aunque me lo expliquen del derecho y del revés no lo entenderé... aunque tal vez se resuma todo en una palabra

    P O D E R

    biquiños,

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  7. Cuando las ideas se utilizan únicamente como escaleras para subir en la vida, se manchan con toda la mierda que se pisa.

    Carpe Diem

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  8. El fin: Poder, justifica los medios: La mentira, para muchos hombres y mujeres que conforman nuestro panorama político y social.
    Ya no vales lo que vale tu palabra, sino lo que consigas con ella.
    Pero luchar contra ello es un deber de todos.

    Saludos

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  9. Hola, Pinto. La ambigüedad es la madre de todos estos personajes sin moral. No sé si es el poder o, más sencillamente, el dinero lo que hace voluble su ideología. En todo caso, no les gustarái leer lo que has escrito de ellos... a mí sí.

    Saludos

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