Un brazo al cubo de la basura. ¿La vida no vale nada?

Las estadísticas apuntan un dato escalofriante: más de 1.000 trabajadores fallecen anualmente en España a consecuencia de accidentes de trabajo. Resulta complicado analizar desde aquí los motivos, pero parece evidente que el empresariado no siempre cumple con las medidas de seguridad a las que obliga la ley.

Unos datos demoledores, ante los que podríamos decir como la canción, “la vida no vale nada”, como tampoco parece importar el drama de las familias. Nos encontramos ante la muerte de 1.000 trabajadores, que pasan ante nosotros, en el mejor de los casos, con una referencia discreta en las páginas de sucesos.

Pero en paralelo a este drama cotidiano salta a las portadas una circunstancia extraordinaria; un trabajador inmigrante de origen boliviano, Franns Rilles, de 33 años, perdió un brazo en un accidente laboral. Lo que podría ser una circunstancia fortuita, pone al descubierto, tanto la precariedad de la seguridad laboral, como una serie de despropósitos que sacuden los sentimientos de cualquier persona. Tras el suceso los empresarios abandonaron al trabajador a unos 200 metros del hospital y en su ánimo de intentar desligarse del suceso, tiran a la basura el brazo de su empleado. Suele decirse que las empresas no tiene alma, ni sentimientos, y parece evidente que algunas personas, tampoco. A uno le duele la catadura moral y la miseria de este tipo de personas, actuando como tales o como empresarios. La cara más repugnante de la condición humana que nos presenta, posiblemente, como la especie más detestable de la creación.

Pero no queda la cosa aquí, si la situación del empleado era irregular, ya que carecía de papeles en regla y trabajaba jornadas de 12 horas por un suelo de 700 € al mes, el informe realizado por la Inspección de Trabajo, desvela que la máquina en la que trabajaba Rille, tenía anulados los dispositivos de protección, en concreto el sistema de parada automática, que hubiera evitado este accidente.

Si pensamos que la conquista de libertades que reconocen a las personas como iguales y con los mismos derechos, es una realidad, el trato denigrante que comporta este ejemplo de explotación, pone en evidencia que la abolición definitiva de la esclavitud, podría considerarse hoy día como una asignatura pendiente.

Si la dignidad de las personas es el fundamento de los derechos humanos, parece elemental la protección de los mismos, por lo que tendremos que esperar una sentencia ejemplar de la justicia, lo contrario sería dar conformidad a una de las mayores crueldades aplicables al ser humano, explotar a un semejante para hacerse rico a costa de mantenerle en la miseria. ¿Podrá la sociedad seguir asumiendo tanto despropósito, sin hacer nada?.

En cualquier caso hay que ser torpe para no darse cuenta de que el sistema liberal que se nos propone, difícilmente puede mantenerse si la masa empresarial tiene como objetivo prioritario su beneficio individual a costa de reducir los salarios, el efecto de esta medida es disminuir la capacidad de compra de los trabajadores y en consecuencia las ventas, motor del sistema económico propuesto. Compensar las carencias económicas del trabajador mediante el préstamo bancario para el consumo, es junto al movimiento especulativo de las entidades financieras origen de la crisis económica que vivimos.

Comentarios

  1. Hola Pinto, es muy duro el tema que comentas pues cuando oí la noticia me quedé de piedra.

    Lo que aún no acabo de entender es que ganaba el empresario tirando el brazo a la basura. Por más que pienso no consigo adivinar la razón.

    Con respecto a lo que comentas de: "¿Podrá la sociedad seguir asumiendo tanto despropósito, sin hacer nada?"

    La respuesta es SÍ, un sí mayúsculo. Y cada vez más, para ejemplo el último caso donde la Camorra italiana mata a un transeunte en el metro ante su esposa y absolutamente nadie se para a atenderlo. Mucho tienen que cambiar las cosas.

    Un saludo.

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  2. Gracias por tu comentario, uno se anima al encontrarte en este espacio, pues ya sabes que sigo y valoro la calidad de tu blog.
    Personalmente creo que la muerte evitable es injusta y más dolorosa socialmente para el entorno que la vive. Entiendo que si es evitable, hay que forzar a que se tomen medidas. Incrementar las inspecciones de trabajo, por ejemplo, con más funcionarios, que se pagarían con los tributos que esos empresarios sin escrupùlos nos escamotean a todos.
    Saludos.

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  3. Me ha parecido realmente interesante. A mi esta noticia me impacto, pero una vez pensado, he llegado a la conclusión de que el "empresario" hizo lo que se podía esperar de él, es un enorme problema que existan personas como ese personaje que exploten a otras personas para obtener beneficios, y lo peor que he visto a sido el hecho de que eliminasen los sistemas de seguridad de la maquina. En fin, espero que le castiguen de modo ejemplar, pero lo que realmente espero, es que la Sociedad se conciencie que eso es deplorable y denuncien y se enfrenten a estos individuos. Porque si no se produce un movimiento contrario a estas prácticas por mucho que este sea castigado, la historia la repetirán otros dos o tres “visionarios” en el pueblo de al lado… Gracias por el artículo, ha sido de gran intereses.

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  4. Muy buenas Pinto, acabo de abrir tu correo y he dicho vamos a ver de que va el blog de mi tio, aunque más o menos me lo imaginaba, jejejje no se que hiciste en tus años mozos que no te metiste a periodista o al mundo del "politiqueo" en fin, sólo decirte que es muy actual e interesante y con respecto a esta entrada en concreto comentar que después de haber trabajado casi un año sin contrato, en varias empresas además (no me preguntes por qué lo hice, porque yo mismo me arrepiento) me he dado cuenta de una cosa: Los inspectores de trabajo NO EXISTEN, son un espejismo, debe ser que éste nuestro estado, no se ha fijado en la golosina que sería imponer sanciones al innumerable número de empresarios de éste país que dispone de total libertad para practicar lo que a mi juicio es una esclavitud mal pagada, o éso, o que a la larga no debe ser rentable.
    Pero no sólo los inspectores de trabajo, los de sanidad son directamente una broma, en cinco años dedicados a la hostelería te puedo decir que no los he visto más que en hoteles de superlujo (por lo menos nos preocupamos de que la gente con buen nivel de vida no sufra intoxicaciones).
    Igual el paro no se terminaría si el estado español contratase a 500 trabajadores por comunidad que se dedicasen a inspeccionar a las empresas garantizando la seguridad de sus clientes y trabajadores, (aunque está claro que luce mucho más tener disponible a cuanta policía y ejército sea posible) pero por lo menos cuando nuestros protectores se vayan a casa después de una larga jornada de cafetería (no digo que todos, pero muchos adoran proteger a los hosteleros)no correrían el riesgo de que se les cortase la digestión ni de tener que visualizar este tipo de noticias,
    Ya le he preguntado a mi madre por tu apodo, es una pena que no epamos más cosas acerca de la familia, pero bueno poco a poco van saliendo. Un abrazo de tu sobrino.

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  5. Sobrino, bien venido a este rincón. Que sorpresa y que alegría tu presencia y tu comentario. Uno en ocasiones tiene la sensación de no conocer plenamente a quienes más quiere. Las reuniones familiares en ocasiones tienen ese punto festivo que aparta de la realidad cotidiana. Los problemas quedan más próximos a los papas y los hijos que no dejáis de crecer como nosotros, como gustáis de estar a vuestros asuntos, parece que os demarcáis como si lo que os preocupa no coincidiera con lo que nos inquieta.

    Tienes mucha razón y me encanta tu argumento, nada mejor como lo vivido y sentido por uno mismo. Me alegró que retornaras los estudios, no por ver mal el digno trabajo de la hostelería, sino por entender que las decisiones valientes forman a las personas, y valiente fue tu decisión de cambiar el estudio para formarte profesionalmente como cocinero. No han sido nunca cumplidos mis comentarios a tu buen hacer en la cocina, y será positivo lo que decidas realizar en el futuro con ganas e ilusión.

    Cierto que El pinto lo llevamos en la sangre, por eso nos queremos con el sentimiento amplificado en familia.
    Besos del tio Benito o el pinto

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